Cuántas veces hemos escuchado que la risa ayuda a curar enfermedades, contagia al resto con vibras positivas y además evita que nuestro rostro se marque con las líneas de la amargura. ¿Quieres saber una cosa?... es cierto. No hay nada mejor que reír y mientras más lo hagamos más atraeremos la felicidad hacia nuestras vidas. Alguien dijo una vez que "Aquel que siempre está serio en esta vida, demuestra que no ha comprendido nada de nada". Reír es parte de tomarle sentido a nuestra existencia, por muy oscura que la veamos a veces. El que sonríe es capaz de ver la esperanza en los momentos más difíciles; es capaz de sobreponerse ante las situaciones más tensas y tiene la fortaleza suficiente para tomar las riendas de su vida en momentos en que, aparentemente, ésta no tiene control. Cuántas veces nos ha pasado que nos encontramos sumidas en la pena, el dolor o la incomprensión y nuestros seres queridos intentan sacar aunque sea una pequeña sonrisa de nuestros labios.
Y ese simple movimiento de nuestra boca puede transformar completamente nuestro rostro y abrirnos las puertas de la esperanza. Nos dan ganas de salir adelante y no dejarnos vencer por las circunstancias. En una sociedad tan consumista, hedonista y, lo que es peor, sin ideales universales es fácil caer presa del sufrimiento y la incomprensión. Nos sentimos seres ínfimos en un universo inmenso, que sin nosotros sigue tranquilamente su devenir. Pero debemos comprender que formamos parte de un todo y como tal, somos pieza fundamental de la existencia. En los momentos en que el torrente poderoso, destructivo y creador de la vida nos haga parte de su rápido avanzar no nos dejemos sumir por la incomprensión y tristeza. Así como la vida tiene momentos tristes, también los tiene muy felices. De ambos se aprende y de los dos se debería también salir más fuerte. De nosotros depende encontrar la luz en nuestro camino, saber tomarnos con humor lo que venga y, como dicen por ahí: "Si la vida no te sonríe, sonríele tú a ella".
Razones para reír
- Nos ayuda a ver la vida con más perspectiva y confianza.
- Al relativizar la importancia de todo lo que nos ocurre, podemos tener una idea más clara de la realidad.
- Favorece el análisis y discernimiento.
- Es una vía de conocimiento para acceder a la conciencia de nuestra pequeñez, pero sin renunciar a nuestros deseos de trascendencia.
- Nos hace ver más bonitas.
jueves, 3 de enero de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario